El Martes, día 24 de enero, se dio a conocer una noticia, que sinceramente, jamás pensé que fuera a ocurrir. El futbolista Óscar Serrano decidió rescindir su contrato con el Racing de Santander, ya que no contaba para el cuerpo técnico. Desde mi punto de vista, no creo que se haya actuado de manera justa con él. Pues en los últimos años la suerte no le ha sonreído y necesita más apoyo que nunca. Dos lesiones de larga duración en su rodilla le tuvieron apartado del equipo prácticamente las dos temporadas al completo.
El día que aterrizaste en Santander viniste con el cartel de promesa, desechado por el equipo que te hizo debutar en Primera, el Espanyol de Barcelona, debido a unos problemas con la directiva, tomo la decisión de emigrar a Cantabria. Donde tras siete años como profesional se le ha cogido un cariño increíble, se lo ganó por méritos propios. Un gran profesional y una mejor persona, aún recuerdo sus lágrimas en el Sardinero por la eliminación en las semifinales de la Copa del Rey en el 2008, nunca debes de pensar que tu expulsión fue el detonante de aquella derrota.
El catalán siempre demostró una gran capacidad de lucha y entrega por la elástica cántabra. El destino ha querido que finalice aquí tu etapa, cosa que no comparto, ya que siempre soñé con verte acabar tu carrera en el Racing. Tus mágicos momentos, el gol contra el City en la UEFA, el zarpazo contra el Getafe que reventó el larguero y acarició el larguero, la espectacular volea contra el Zaragoza a la salida de un córner. Son tantas y tantas tus galopadas por la banda izquierda para la memoria, que es injusto quedarse con algunos momentos. Eres parte de la historia más dorada del Racing.
La verdad es que el día que más me alegré de ser uno de tus fieles seguidores, fue el año pasado cuando reaparecías tras tu primera lesión de rodilla, te dieron unos minutos en Mallorca, el partido estaba prácticamente acabado con tablas en el marcador y enganchaste un fenomenal disparo, que entró como una exhalación por el ángulo recto de la portería mallorquina. Recuerdo que aquello te hizo llorar, pero de alegría, tu camino parecía comenzar a iluminarse. La felicidad de aquel día se vio oscurecida dos semanas después, cuando volviste a caer lesionado, menuda injusticia.
Siempre serás recordado como el ala izquierda que sostenía el vuelo de la nave verdiblanca. Gracias por estos años, Óscar, mucha suerte.