El Racing llegaba a La Romareda y su idea era la de continuar con la racha positiva. De haber sacado algún punto, el equipo cántabro habría conseguido cinco partidos consecutivos puntuando. La baja de Mario sería una de las vicisitudes más determinantes. Raúl estaría sustituyéndole en el arco. El resto del equipo se lo saben ustedes mejor que un servidor. Adán no iba a poder jugar, debido a una cláusula de su contrato.
El novelista José María de Pereda vaticinó algo con su obra Tipos y paisajes. En ella hay varios capítulos, uno de ellos se llama: “Para ser un buen arriero”. La finalidad del libro está íntimamente relacionada con lo acontecido en la cancha maña, y más aún, con los antecedentes de sendos conjuntos. Los protagonistas de aquel encuentro lírico, del maestro montañés, terminan el camino haciendo una retrospección de sus vidas. Pensando cómo les habría ido si en lugar de optar por la riqueza, hubieran decidido agarrar la felicidad y desarrollar una vida clásica en el pueblo. Bien, pues tras este inciso histórico-literario, uno todos los conceptos creados hablando del fútbol-negocio. Zaragoza y Racing se han desinflado económicamente, como un globo, por la corrupción interna de sus dirigentes. Hacienda acecha y el corazón puede ser tocado por la flecha. Quién sabe si a aquellos hombres también les quitaron parte de sus riquezas cuando les ofrecían cerezas.
El Zaragoza salió más enchufado de lo esperado. Antes de cumplirse los primeros cinco minutos, los aragoneses se adelantaban en el luminoso. Willian José recibió de espaldas en la parte izquierda y liberó a Eldin, Fede no pudo llegar a robar, el bosnio tenía tiempo para crear peligro y espacio para hacer daño. La defensa, sin Orfila, que fue en busca del corte al inicio, estaba desguarnecida y eso facilitó la diana de Borja Bastón. Raúl se quedó a media salida, el canterano rojiblanco levantó su pierna para cruzarse en el camino del balón y lo propulsó hacia la red, superando la estampa del portero racinguista.
La cara de Raúl expresaba a las mil maravillas lo que sentía por dentro. Primera acción con la zamarra verdiblanca y encaja su primer gol. Lo importante, al menos, es cómo acaba, no cómo empieza. El Racing despertó tras el bastonazo. Fede y Soria empezaron a plantar cara a Dorca y Tierno. La acometida, secuencial, se iba a prolongar por los laterales, Francis y Saúl empezaban a avanzar metros cuando el encuentro les solicitaba un plus. Iñaki y Miguélez buscaban a Koné, pero los defensas no daban tregua. Mario se anticipaba en todo momento. Mientras, Concha iba a hacer todo lo posible para evitar las subidas con balón de Cabrera. La perla del cantábrico lo consiguió y en más de una ocasión le birló la cartera, es un lazarillo con duende.
De nuevo, Eldin intentaría romper las líneas defensivas para combinar con Borja Bastón. Raúl salió seguro al corte y se hizo con el balón. El conjunto de Paco Fernández intentaba llegar con más efectivos, y al principio de una posesión, en campo contrario, perdieron el esférico. Willian no mastica dos veces la idea y tira desde más de treinta metros. El brasilero se pensó que todos los días eran fiesta.
Raúl terminó con las ilusiones de su rival y participó en la de su compañero Koné. Pelotazo arriba del arquero vasco. El exracinguista Rubén la para con el pecho y se recuesta en los laureles. Iñaki, incisivísimo, mete la puntera y se la da a Koné. El marfileño se gira en un visto y no visto, estaba situado en la zona de tres cuartos, avanza un poco más y antes de llegar a la medialuna le imprime dinamita a la redonda. Whalley no puede hacer nada. El aguijonazo de marfil se había ubicado en las mallas mañas. La cuarta diana de Mamadou servía para empatar un complejo encuentro.
Willian tendría la última antes de llegar al descanso. Después de un barullo en la parte derecha, el potente delantero dispara con su zurda. Una vez más, su disparo va fuerte pero centrado. Tras el descanso, el Zaragoza salió con buenas intenciones, pero sin soluciones. Eldin recibió el consejo de Willian (tira desde donde sea) y tiró sin suerte alguna. El Racing, sin embargo, necesita visitar pocas veces tu marco para asustarte.
Balón en la zona del diez, Magic ve a Koné y se la da. Éste no se lo piensa, tenga tres o cuatro delante, y ejecuta sin piedad. Un toque en el control, otro en el aderezo y el tercero es el bombazo. Su zurda explosiona al entrar en contacto con el esférico y el segundo cántabro no cae de milagro. La pelota pasa rozando la escuadra.
El Racing se creció con ese disparo, pero abandonó la intensidad atrás, esa que le hace ser diferente. Orfila despeja erróneamente de cabeza. Como siempre, buscan a Borja y éste, algo escorado, dispara cruzando la pelota. Raúl realiza una de las intervenciones más bonitas de la noche. El Zaragoza se lo empieza a creer. Tras un saque de banda, Dorca empala una volea con la zurda, dicho disparo no vio puerta.
La última semiclara del Racing, antes del hurto del colegiado, fue de Juanpe. La deliciosa pizarra de Paco nos muestra una variante más. Falta cerca del círculo central, algo echada a la derecha. Soria la toca al centro y sale corriendo al remate. Francis recibe y abre a Saúl. La gacela se la envía perfectamente a Soria, que la mete en el área pequeña y allí cae Juanpe.
No sería el único racinguista en caer en una zona clave con arenas movedizas. Tras la jugada ensayada, Borja Bastón hizo una chilena que no fue a ningún sitio. Paco quitó a Magic y a Javi Soria. Granero e Iván Moreno serían los que se incorporarían al terreno de juego. El valenciano buscó el gol desde el principio. El centro de Iñaki fue complementado con un estético cabezazo.
Ahora, sí, llegamos a la jugada clave. Hacia unos minutos que el árbitro había demostrado lo gran profesional que era. Francis se choca, sin intención alguna, de forma fortuita con el colegiado. Y él, para demostrar su influencia y autoridad, le muestra una cartulina amarilla. Así demostró la lícita forma con la que lleva a cabo su trabajo. Por si eso fuera poco, quiso exponer a todo el mundo su poderío. Pelotazo de la defensa cántabra. Mario parte con ventaja, pero Mamadou es una locomotora sin freno. Obviamente, Koné le empieza a recortar la distancia, le termina pasando y al final, cerca del área, inexplicablemente, se vuelven a encontrar. El brazo del defensa actúa como una palanca frenadora y le priva de su misión, el gol. Pudo ser penalti o falta, pero lo que está claro, es que era roja para el zaguero.
Paco fue expulsado, imaginamos que el colegiado, junto a su cerebro, deliberó en algo abstracto, algo que se nos va a todos los terrestres. Tres errores en la misma dirección, con la misma intención de perjudicar al conjunto montañés. No es el primero de su gremio que lo hace este año.
Los maños acechaban, se crecían con cada una de las decisiones del eléctrico pitufo. Granero salió a pelear todo, salvó al Racing despejando con una gran chilena cerca de la línea de gol. Y claro, la desmoralización terminaría de llegar cuando Álvaro García perdió un balón. El Racing volcado, no guardó bien el castillo. El autor de la vaselina envía la pelota a Jaime Romero y éste la cruza a la perfección desde la parte izquierda. Si el partido no hubiera tenido descuento, el Racing se habría llevado un punto. De haber tenido más concentración al principio y haber sido menos humillado por la figura “arbitraria”. Las cosas habrían cambiado y mucho.